Hola, soy Adriana.
Una peregrina en un viaje sagrado.
Un alma moldeada por la gracia. Una coleccionista de milagros. He atravesado el abandono, el trauma, las heridas generacionales y la pérdida, y he vivido para contarlo. A través de las Escrituras, he aprendido a sostener mi quebrantamiento con compasión y a descubrir lo sagrado que hay bajo el dolor.
El trauma no fue el final de mi camino; fue un desvío sagrado.
Creo en Jesucristo y en la vida espiritual a la que nos invitan las Escrituras. No tengo todas las respuestas, pero conozco a Aquel que sí las tiene. Soy testigo de la redención. Hoy, camino junto a otros que todavía le encuentran sentido a su dolor, anhelando encontrar la santidad en lo que una vez se sintió sin esperanza.
No tienes que caminar solo.
Ven a ver al Hombre que me vistió con Su compasión y me amó cuando mi alma estaba desnuda.
Caminemos juntos.
No estás solo.





